Vocación por la sustentabilidad

La riqueza de los mares e islas de Juan Fernández no se debe solo a las bondades de la naturaleza, sino también al cuidado responsable por parte de los pobladores del archipiélago. Un enfoque que ha sido reconocido por organismo internacionales como la UNESCO y su programa Hombre y Biósfera, que junto con otorgar la categoría de Reserva Mundial en 1977 -ratificada y ampliada en 2019-, ha significado un compromiso por parte del Estado y la comunidad con la protección y conservación de sus ecosistemas terrestres, costeros y marinos, y el desarrollo de actividades económicas respetuosas con el medio ambiental.
Hoy Juan Fernández es un territorio que concentra la atención de diversos actores interesados en comprender las interacciones entre los sistemas sociales y ecológicos y gestionar cambios relacionados con los distintos ámbitos de la sustentabilidad, ya sea desde lo social, económico y ambiental, unido a una comunidad local activa y orgullosa de perpetuar un modo de vida en equilibrio con la naturaleza.

Ejemplo de ello es el caso de los pescadores de Juan Fernández, que han sabido organizarse desde que a fines del siglo XIX se autoimpusieron normas para limitar la extracción de langosta a los meses que van desde octubre a mayo, permitiendo sacar solo aquellas cuyo cuerpo supere una talla mínima y jamás una hembra con huevos. Sin esas exigencias posiblemente habrían arrasado con la producción de este apetecido crustáceo.
En años más recientes, la creación de una de las mayores áreas de protección marina a nivel mundial, ha sido un logro conjunto de la comunidad y autoridades locales, que han trabajado junto a ONG´s, miembros de la comunidad científica internacional, el gobierno y otros actores del territorio, con un enfoque interdisciplinario, por un objetivo común, que es la puesta en valor y protección de los ecosistemas prístinos del archipiélago de Juan Fernández, vulnerables ante la amenaza de la actividad humana y la pesca industrial.