La pesca de la langosta endémica de Juan Fernández es la principal fuente de ingresos para la economía local, y la población de esta especie se ha mantenido estable y abundante desde los inicios de su explotación comercial en 1893. La historia de cómo esto ha sido posible, es motivo de orgullo en Juan Fernández.
La mayoría de las comunidades isleñas del mundo ha sobreexplotado sus recursos marinos, afectando la población de peces, con capturas cada vez más escasas y de menor tamaño. Pero hace más de 100 años, los pescadores del archipiélago de Juan Fernández tomaron conciencia que debían transitar un camino diferente hacia la sostenibilidad. Fueron ellos mismos quienes se autoimpusieron tempranamente medidas de manejo para la langosta, y pidieron a los gobiernos regular formalmente la actividad a partir de 1894, estableciendo límites de extracción y vedas para su reproducción. Esto ha permitido a esta pesquería subsistir por más de 100 años y mantener el ecosistema marino prácticamente intacto, a pesar de que lo están usando hace más de un siglo. Algo muy difícil de encontrar en otros lugares del mundo.
La langosta extraída se exporta mayoritariamente a China y actualmente se está trabajando por expandir su comercialización a otros mercados globales.
La temporada de pesca se cierra durante cuatro meses al año, entre junio y septiembre, para permitir la recuperación de la especie. Solo está permitido el uso de la trampa langostera para la extracción del crustáceo, existen restricciones de tamaño para su captura, que no puede ser menor a 11,5cm de longitud de cefalotorax, y la total prohibición de sacar del mar hembras con huevos. Cada pescador tiene un lugar de captura designado y registrado, denominado “marca”.
Esta pesquería fue la primera en Chile en lograr el más alto estándar de certificación de sustentabilidad.
Adicionalmente, la comunidad de Juan Fernández junto con el gobierno de Chile han impulsado creación de una de las mayores áreas marinas protegidas del mundo. Con excepción de la pesca artesanal cercana a las costas del archipiélago, la pesca esta prohibida en esta área de más de 600 mil km². Se trata de un importante logro no solo para Chile, sino que para los océanos y la humanidad.
La técnica de captura actual, conocida como trampa langostera, consiste en un método artesanal implementado en la década de los 40´, que emplea una jaula rectangular construida con varillas de madera de maqui o eucalipto, ambas especies introducidas invasoras, dividida en dos secciones, en cuyo interior de introduce un tejido en forma de embudo, conocido como “buche”, que permite la entrada pero no la salida de la langosta. Al interior del buche se pone la carnada para atraer a las langostas, para lo cual se emplean peces capturados para este fin, principalmente breca, morena y jurel.
Si bien la pesca de la langosta es la principal pesquería en Juan Fernández, no es la única. Los ricos ecosistemas marinos del archipiélago, son refugio de multitud de especies de invertebrados y peces, muchas de ellas endémicas. Entre las pesquerías más significativas que son explotadas en menor escala, ya sea para consumo directo o venta, encontramos el cangrejo dorado, la vidriola -también conocida como palometa-, lenguado, bacalao de Juan Fernández, breca, jurel de Juan Fernández y pulpo.
Desde su descubrimiento en 1574, la isla fue ocupada de manera esporádica por navegantes y piratas, y visitada con fines científicos, turísticos y comerciales. El denominador común en los registros y crónicas de aquellos viajes, es la alusión a la abundante pesca y a las exquisitas langostas que se extraían fácilmente desde la costa.
En la década de los 60´s, luego de años de abuso y explotación, los pescadores deciden independizarse y terminar con el sistema de empleado/patrón, que los mantenía en precarias condiciones económicas y sometidos al círculo de la pulpería. Es así como construyen y adquieren sus primeras embarcaciones y en 1967 se constituye la Cooperativa de Pescadores de Juan Fernández.
Durante el último siglo, los pescadores de Juan Fernández han jugado un rol activo en la protección del recurso y en la conservación marina. Las regulaciones que han estado vigentes en la pesca artesanal local desde 1907, como la talla mínima y veda, fueron incorporadas en la Ley de Pesca y hoy son los propios pescadores quienes, bajo un modelo de autogestión, velan por el cumplimiento de estas normativas y por el uso exclusivo de técnicas artesanales de captura. Asimismo, han sido impulsores de la creación del Área Marina Costera Protegida de Múltiples Usos y de los Parques Marinos.
“El respeto a la naturaleza, sumado a la sabiduría de los mayores, han sido fundamentales en la sustentabilidad tanto de la pesca como de nuestra comunidad.”
Reserva de la Biósfera Juan Fernández, endemismo para conservar.
The strong competition between growth and erosive process.
Flora vascular silvestre del Archipiélago Juan Fernández.